29 de mayo de 2009

shaihei vs. meibai

¿Broncearse o blanquearse?

Hoy empecé mi cruzada contra el meibai. Tomé mi preciada botella de aceite de zanahoria (traída de México claro) y me fui al parque principal de la escuela a tirarme al sol.
En China, ser blanco (y particularmente, blanca) es uno de los aspectos físicos más relacionados con el concepto de belleza, y en cierta medida, de un alto estatus socioeconómico. Una mujer blanca es aquella que no tiene que trabajar en el campo, y que es femenina y no se expone al sol. La industria de sombrillas/paraguas en China parece depender mucho más de esto que de la temporada de lluvias. Esto es un contraste con muchos países en occidente, en donde un buen bronceado es sinónimo de tener el tiempo y el dinero suficientes para ir a la playa a vacacionar.
La a veces obsesiva búsqueda de la "blancura" en China, ha dado pie a la aparición de miles (sin exagerar) de productos que prometen volver más blanca la piel de las mujeres, a un nivel que no se puede encontrar en México o en Estados Unidos. Estos productos son clasificados como meibai, traducido literalmente como belleza blanca, y de forma un tanto preocupante, también lo he visto traducido como "beautifier".
En particular para mí, una mujer de piel más o menos blanca traumada por su palidez y frustrada porque aún después de vivir 15 años en la playa no tengo piel dorada, cada vez que veo uno de estos productos en la televisión o en una revista, siento que se me crispa un nervio. Peor aún no poder escoger con calma un humectante para la piel sin ser increpada por la atenta vendedora quien, forzosamente intenta venderme un producto de este tipo, para "que siga siendo bella" dice. Ellas no entienden cuando les digo que estoy buscando ya no ser blanca, que no me gusta. No es su culpa, lo sé, es uno de los tantos aspectos en los que la interculturalidad contrasta.
Es un tanto hipócrita que me queje. Supongo que en buena parte le debo al color de mi piel buenos tratos, atenciones y cumplidos. Pero desde que vi a una señora decir que qué hermosa era una cierta extranjera que estaba cerca de mí, me puso a pensar seriamente en qué tan importante es el color de la piel aquí: la susodicha laowai era tan blanca que se le notaban las venas y de facciones muy poco agraciadas (por no decir que de plano era fea la mujer). A partir de ese momento, no he vuelto a creer en cumplidos, especialmente si vienen acompañados de la frase "eres tan blanca".
Gracias a eso no he podido encontrar una base de maquillaje decente en esta parte del mundo. Comprar un cosmético de este tipo es arriesgarse a terminar luciendo como payaso, ya que es raro aquel que tiene tonalidades rosas o beiges en lugar de blancas aperladas (Lancome si maneja mi color, pero yo no me puedo manejar Lancome por el momento) que poco tienen que ver con el tono de piel natural asiática (el cual, desde luego, tampoco me queda bien). Una vendedora en una tienda departamental intentó alguna vez convencerme que me veía bien (si bien era notar tres tonos distintos entre mi rostro mi cuello y mis orejas), y más aún, tuvo el descaro de querer convencerme que no era lo suficientemente blanca y que necesitaba ese polvo. Supongo le ha de funcionar mucho esa estrategia con sus clientes locales.
Pero no son solamente cosméticos con lo que se cuenta en esta parte del mundo para mantenerse o volverse blanca. Las mencionadas sombrillas son una presencia constante en las calles: he visto a mujeres bajarse del auto abrirlas tan sólo para cerrarlas 10 pasos después al entrar a un edificio. Sombreros auténticamente horrorosos hechos del mismo material brilloso de algunos cubre-tableros para autos (ese metaloso-acolchonadito, que si alguien tiene el nombre le agradeceré me lo diga!), que más que proteger del calor protegen del potencial 'amorenador' de los rayos del sol. Guantes y mangas para no broncearse los brazos ni las manos al manejar el auto o la bicicleta, etc.
Es en este contexto en el que decidí tirarme al sol. SPF 2, una cheve, un libro y el mp3 fueron suficientes para llamar la atención de quienes pasaban. El hecho de tirarme al sol en medio del pasto en lugar de bajo un árbol como todos los demás creo tampoco ayudó a pasar por desapercibida, y no era esa mi intención, sabía que no había forma. Especialmente preocupadas se veían las chicas en sus sombrillitas dando la vuelta cerca de donde estaba.
En cierto momento apagué el mp3 y me puse a escuchar los comentarios: la mayoría sencillamente no sabía qué estaba haciendo. Mis piernas paliduchas supongo me hicieron recibir 3 "es tan blanca!" en la primera hora. Dos no se aguantaron la curiosidad y me preguntaron que si no tenía calor. No estaba sudando y hacía viento bastante fresco, así que, supongo fue su manera de preguntarme que si estaba loca o por qué no estaba en la sombra. Les dije que no, que estaba ahí para broncearme. Una de ellas, la más pálida, se mostró un tanto escandalizada y me preguntó que por qué, si yo era muy blanca. Le dije que la piel más oscura es más sana, más fuerte, y que a mí me gustaba más, que realmente no me gustaba ser blanca. Desgraciadamente comenzó a murmurar algo en el dialecto local que no le entendí, mientras la otra chica me explicaba que aquí en China era diferente, que nunca había visto a alguien tomar el sol. Afortunadamente siguieron pronto su camino, y yo me seguí bronceando una hora más.
Pensé en a la próxima, llevarme un letrero "baise de fuse bu hao" (la piel blanca no es buena) a ver qué pasa...

22 de mayo de 2009

Sobre la censura...

Haciendo un recuento de lo sucedido en mi vida en los últimos meses, he llegado a la siguiente triste conclusión: viviendo en China, un país que para muchos representa el último bastión importante de la opresión política (los otros países, en su pobreza o poca importancia económica, le pasan en balde a muchos), he sido censurada más por mexicanos.
Desde mandar quitar videos, borrar comentarios, o peor aún, pedir silencio. Algunos fueron simples bromas que no le cayeron bien a todo mundo, otros fueron casos más serios. Todas estas acciones son insignificantes en lo macro, porque ni soy líder de opinión ni encabezo ningún movimiento. Con callarme a mí no se pierde ni gana nada. ¿O sí?
Irónicamente estas acciones me han hecho comprender el impacto que puede tener la voz de un individuo, alguien como yo que ni sale en la TV ni recibe un quinto por publicar su opinión. He ganado respeto más que rencores, y eso me basta. Más aún, confieso, he disfrutado el saber que mi voz tiene eco, así como lo tienen la voz de todos aquellos que no se callan, que en vista de la razón sus palabras también corren de un lado a otro.
Pero también hay palabras huecas que se pasan de oído a oído, de lectura a lectura. ¿A quién le corresponde escoger cuáles son unas y otras? Es un ejercicio personal que el lector tiene que hacer, pero para ello, necesita ser provisto de contrapeso. Hay lectores que lo buscan por naturaleza, porque dudan siempre de lo que ven (¡bravo por ellos!), pero hay otros que ya sea por elección personal o por falta de opciones, no tienen más que una visión del prisma. Creo que es responsabilidad de quienes puedan proveer este contrapeso, darlo, hacerlo público, sustentarlo y debatirlo.
No me gusta la provocación, y aunque siempre termino defendiéndonos enérgicamente (a mí y a mi punto de vista), en realidad me considero una persona de paz. Tampoco soy de las que ataca por atacar, ni critica por criticar. Quienes me conocen lo saben bien. Como también saben que, cuando tengo algo que decir, muy difícilmente me quedo callada, aunque a veces la decencia y la educación me estorben. Para fortuna de algunos, ya he dicho todo lo que tengo que decir... por lo pronto. Espero no ser la única.

16 de mayo de 2009

Contra la propagación de la influenza

Hace unos minutos recibí un mensaje por parte del Ministerio de Salud de China (como me imagino también tantos otros usuarios de China Unicom con número de Beijing). El mensaje dice más o menos así:

Informe del Ministerio de Salud: La provincia de Shandong ha detectado un caso de H1N1.
Si usted (o alguien que usted conoce) viajó el 8 de mayo en el vuelo AC029 con llegada a la capital, entre las filas 32 a 38.
O si usted viajó el 11 de mayo en el vagón 7 del tren D41 (19:25).
Contacte cuanto antes al Departamento de Salud de su localidad. Por su salud y la de sus familiares, por favor llame enseguida al 64407013 o al 12320.

Wow.

7 de mayo de 2009

Ya no más discriminación: una experiencia mexicana en China

Seguramente con este título imaginaría usted que se trata de una queja más sobre las más recientes acciones del gobierno chino respecto a nacionales mexicanos. No es así. Esta es una carta abierta que espero no caiga en saco roto, un llamado a la cordura y al reestablecimiento de relaciones cordiales entre el pueblo mexicano y el chino. Especialmente, es un llamado es al pueblo mexicano.

He seguido con atención las noticias sobre la influenza A H1N1. Los primeros reportes que leía en periódicos internacionales y mexicanos sobre la situación me hablaban de caos y muerte. Estuve con un nudo en el estómago hasta que me pude comunicar con mi familia y amigos y ver que, si bien no hay que bajar la guardia ante una enfermedad desconocida, la situación está muy lejana de alcanzar dimensiones apocalípticas. Aún en este momento, un simple cálculo nos indica que en la población mexicana, apenas 0.0009% ha sufrido esta enfermedad, causando la muerte de 0.000028% de nuestra población[1]. Mi más sentido pésame a los familiares de los 29 fallecidos hasta el momento, y mis mejores deseos y esperanzas a aquellos que aún se encuentran combatiendo esta enfermedad. Les pido una disculpa si el mostrar estas estadísticas les causa dolor, pues no pretendo aminorar la pena y angustia que estén sufriendo, es simplemente mi forma de mostrar que la magnitud del problema, mientras incalculable en lo personal, en términos de la población entera aún hay muchas esperanzas.

Estando geográficamente tan lejos de México, no creí que la situación me fuese afectar de manera directa. Veía a chinos con tapabocas (algo que he visto siempre, desde la primera vez que vine a China en el 2005) y me preguntaba qué iba a hacer la gente en México con la escasez de los mismos. Quiero señalar aquí que en este momento ya me había enfrentado a la ignorancia y desinformación de la problemática, saludos negados debido a la “influenza mexicana”, de chinos y de otros extranjeros también, quienes temerosos de lo “terriblemente contagioso” de la enfermedad, obviamente reaccionan con miedo, pero entiendo ahora que no es discriminación. En ese momento, leí acerca del donativo que China le haría a mi país, y me sentí profundamente agradecida de esta muestra de solidaridad, la primera y por la nada despreciable cantidad de 5 millones de dólares en material y en efectivo. Las heridas de China respecto al SARS y la gripe aviar estaban aún muy recientes cuando yo llegué aquí, y no se han borrado de la mente de la gente aún con el tiempo

La llegada del último vuelo de Aeroméxico a Shanghai, y el posterior descubrimiento del caso de un mexicano que se encontraba enfermo del virus, detectado en Hong Kong, cambió el panorama. Amanecí el sábado 2 de mayo a una ola de rumores de mexicanos detenidos y perseguidos por todo China, y a lo largo del día, las cosas se fueron aclarando.  En efecto, las autoridades sanitarias se pusieron a buscar y a aislar a todos los pasajeros que habían estado en ese mismo vuelo, a fin de poner en acción un plan de contingencia diseñado para el control de epidemias, una lección aprendida a un costo muy alto en China. También han aislado a algunas de las personas que tuvieron un contacto directo con los pasajeros del avión, ya sea también en hoteles o bien, en sus propios departamentos. Conozco personalmente a 4 de ellos, y afortunadamente todos se encuentran muy bien de salud, por lo que pronto podrán reiniciar sus actividades de manera cotidiana.

Por eso es que me saca de quicio ver las noticias sobre la situación en México. Algunos reportes (los más dramáticos) hablan de una búsqueda sistematizada de mexicanos por parte del gobierno chino para meternos a hospitales en condiciones infrahumanas. Esto no es cierto. Si bien en algunos casos particulares la situación no ha sido la ideal, se debe tener en cuenta que esto se trata de una emergencia sanitaria, en las que la responsabilidad principal del gobierno chino es evitar que se propague la enfermedad entre su población. Yo no esperaría menos de mi propio gobierno de ser el caso. Si China presentase la misma tasa de mortandad que México tiene en este momento, estaríamos hablando de 11700 muertes por influenza H1N1. En lo personal, me parece más racional incomodar a 70 mexicanos antes que responderle a los familiares de esas potenciales 11700. No le estoy dando la espalda a mi país, y no estoy de acuerdo con las injusticias cometidas (y las protesto), pero hay que ser claros en que esto ha sido la excepción y no la regla en el manejo de la situación.

He leído como muchos acerca de las condiciones en las que se pretendía poner (y en algunos casos, se puso) bajo aislamiento a muchos de mis compatriotas. No todos contaron con la suerte de que se les pusiera en un hotel de cinco estrellas, ni en un hospital de clase mundial, pero tampoco hay que hacerlo parecer como si los mandaran a un campo de concentración. Nada más pregúntese usted sobre las condiciones de algunos de nuestros hospitales en México, no muy distantes de las carencias de los hospitales aquí. En esos mismos hospitales los chinos tratan a sus nacionales, por lo que no es en ningún momento una expresión de xenofobia en contra de mexicanos el que los quieran mandar ahí.

Las diferencias entre nuestros países son muchas, y quizá por eso también tantos malos entendidos. Una de las detenidas se quejaba de que el cuarto en donde la habían metido no había papel sanitario, que eso era infrahumano. Es obvio para mí que esta persona es una turista que no sabe que en China, la norma es que no haya papel sanitario en los baños (quienes ya lleven algo de tiempo aquí sabrán de lo que hablo). En cuanto a los alimentos, puedo comentar que he ido a banquetes en donde la comida, si bien costosa y de primera calidad, tiene un sabor que para mi paladar y el de muchos extranjeros es casi intolerable, pero que dentro del gusto chino es un platillo de lujo, por lo que no me sorprendería que si a alguien bajo una situación por sí misma estresante le sirven uno de estos platillos, le parecerá una violación a sus derechos humanos. Piense nada más en lo que opinan en otros países de nuestros tacos de chicharrón y platos de menudo que a nosotros tanto nos gustan. Estas diferencias, aunadas al amarillismo de algunos de los medios de comunicación, han hecho parecer la situación muy diferente de lo que realmente es.

Lo que más me preocupa en este momento, son las reacciones que veo por parte de gente en México, a raíz de las quejas de aquellos desafortunados que han llevado la peor parte de esta experiencia. He leído peticiones de venganza en contra de chinos por “el trato que nos están dando”, siendo que en la mayor parte de los casos este “trato” no ha sido más que medidas preventivas por la seguridad de todos y muestras de solidaridad. Me da tristeza y vergüenza leer acerca de las groserías que les han hecho a mis amigos chinos en México, siendo que son personas que viven allá porque aman nuestra cultura, nuestra comida, y quieren conocer más acerca de nosotros. Es una pena que su experiencia esté siendo amargada de esta manera, justo en un momento en que México necesita un acercamiento con China, por motivos no solamente sociales y culturales, sino también, económicos.

Es por ello que escribo estas líneas, para plasmar mi perspectiva sobre esta situación. Los mexicanos en China no estamos siendo discriminados, ni estamos siendo perseguidos por el gobierno chino. Algunas (pocas) personas aquí están reaccionando con miedo ante nosotros, ¿y cómo no van a hacerlo si saben que el país se tuvo que paralizar por varios días como medida para detener la propagación de la enfermedad? Es entonces comprensible que te eviten o te dejen la mano extendida al saludar. De la misma manera, entiendo que en México haya reacciones tan fuertes en contra de China si se imaginan un escenario en donde todos los mexicanos están siendo detenidos y perseguidos.

Hasta el momento han sido sólo chinos los únicos extranjeros que se han preocupado por preguntarme sobre el bienestar de mi familia en México ante esta contingencia. Ellos saben por lo que estamos pasando. Como dije ya, en ese sentido la experiencia china con el SARS sigue estando muy reciente.

Es por ello que decidí finalmente expresar mi opinión (compartida por muchos otros mexicanos en este lado del Pacífico que ya están haciendo llegar sus opiniones a otros), para que sepan que estamos bien, que en ningún momento hemos sido agredidos, y que mientras apreciamos su preocupación y sus muestras de solidaridad, vean que la situación en lo general es muy tranquila aunque de prevención. En lo personal, quiero pedir que se detenga toda muestra de odio a China y a los chinos, quienes a pesar de lo diferente de nuestras culturas, me han abierto las puertas de sus hogares y de su cultura. ¡Pido un alto a la discriminación, un alto a la xenofobia en todas sus formas!

 

Atentamente,

 

Eliane Megumi Terui Villegas

Mexicana residente en China desde febrero de 2007.

 

PD: En esta carta reflejo mi opinión personal, y de ninguna manera puede ser tomado como declaración oficial por parte de ninguna institución ni dependencia alguna.

 



[1] De acuerdo al Conteo de Población y Vivienda 2005, del INEGI, la población mexicana en ese momento era de 103.3 millones de personas. En cuanto al número de afectados por el virus de la influenza A(H1N1), estos corresponden a los publicados por la Organización Mundial de la Salud el día 6 de mayo de 2009.