Esta sensación de que el hogar está donde está la gente que se quiere, pues, lo hace aún más difícil. Aún así, hay ciertas cosas que logran hacerme sentir en casa. Si, el pan Bimbo es una de ellas.
Es difícil explicar la cantidad de sentimientos encontrados que pasaron por mi persona cuando, en la tienda de la esquina, una tienda común y corriente (bueno, ni tanto porque a decir verdad es un poco cara), había unos cuantos productos de una marca tan familiar: Bimbo. Sí, pan de caja (en aquel momento tan sólo en 3 presentaciones: dulce, de maíz y con extra leche - se le han unido integral, linaza y otros), muffins, orejas (las cuales al parecer ya se encuentran fuera de circulación), tronkitos (el hijo bastardo de un Negrito con un Chocorrol), y un panecillo con la consistencia del rol de canela, pero en sabores de carne deshidratada (suena mal, y aún así suena mejor de lo que sabe!!) y frijoles rojos. Es otro mundo el que el dichoso pachoncito blanco que ofrece su cariño cotidianamente nos da aquí aquí en China... mi maestro lo llama tropicalización (palabra con la que siempre he tenido conflictos... después de todo, no todo lo que se 'tropicaliza' es adaptable a la region tropical).
Aún con la mencionada tropicalización, el sólo hecho de saber que a mi alcance está un sandwich de jamón y queso me hace feliz. Claro, el sandwich casero más caro del mundo, ya que el jamón estilo occidental un producto de lujo, siendo posible obtenerlo tan sólo en las tiendas de productos importados. El queso, por otro lado, ha sufrido un aumento desmedido en su precio (según That's Beijing, una revista de circulación local, el precio del mozzarella ha aumentado 80% en los últimos 6 meses), tanto así que mis sandwiches cada día estarán más escazos del mismo. Eso sin mencionar la mostaza... disponible por aproximadamente 25 pesos el bote pequeño.
Pero, ¿qué sería de un sandwich mexicano sin sus buenas rodajitas de chile? Otra compañía mexicana que se ha atrevido a incursionar en el mercado chino, es La Costeña... gracias a este acto de valentía me ha sido posible tener no sólamente un buen sandwich de jamón y chiles en vinagre, sino también sandwiches de queso con salsa (en lo personal prefiero Valentina, pero no es mala opción). Claro, este producto tampoco escapa la tropicalización, ya que la receta de vinagre incluye ingredientes como salsa de soya. Si, no lo mejor del mundo para un mexicano, para aparentemente más atractivo para los asiáticos (en especial los coreanos parecen tener un gusto por ellos). Gracias también a La Costeña, mis sandwiches de atún tienen una variación que ha vuelto locos (en el buen sentido) a mis amigos extranjeros: atún con chile chipotle.
Un sandwich para mí se ha vuelto un símbolo de ese confort que tenía en el hogar... de llegar a casa y saber que al menos habría para preparar un sandwich. El reproducir eso mismo en Beijing, es parte de lo que me hace sentirme parte de esta ciudad, esa familiaridad-tropicalizada al paladar. Patético, sí.
¿Más patético? Bimbo no llega aún a Hangzhou, el jamón occidental es ridículamente caro allá y el buen queso sencillamente inaccesible (especialmente ahora que me mantiene el gobierno). La Costeña cuesta casi 50% en mi pueblo que en la capital del norte, y la variedad de productos es limitada. Esperemos que el osito bimbo se termine apiadando de mí...
Es difícil explicar la cantidad de sentimientos encontrados que pasaron por mi persona cuando, en la tienda de la esquina, una tienda común y corriente (bueno, ni tanto porque a decir verdad es un poco cara), había unos cuantos productos de una marca tan familiar: Bimbo. Sí, pan de caja (en aquel momento tan sólo en 3 presentaciones: dulce, de maíz y con extra leche - se le han unido integral, linaza y otros), muffins, orejas (las cuales al parecer ya se encuentran fuera de circulación), tronkitos (el hijo bastardo de un Negrito con un Chocorrol), y un panecillo con la consistencia del rol de canela, pero en sabores de carne deshidratada (suena mal, y aún así suena mejor de lo que sabe!!) y frijoles rojos. Es otro mundo el que el dichoso pachoncito blanco que ofrece su cariño cotidianamente nos da aquí aquí en China... mi maestro lo llama tropicalización (palabra con la que siempre he tenido conflictos... después de todo, no todo lo que se 'tropicaliza' es adaptable a la region tropical).
Aún con la mencionada tropicalización, el sólo hecho de saber que a mi alcance está un sandwich de jamón y queso me hace feliz. Claro, el sandwich casero más caro del mundo, ya que el jamón estilo occidental un producto de lujo, siendo posible obtenerlo tan sólo en las tiendas de productos importados. El queso, por otro lado, ha sufrido un aumento desmedido en su precio (según That's Beijing, una revista de circulación local, el precio del mozzarella ha aumentado 80% en los últimos 6 meses), tanto así que mis sandwiches cada día estarán más escazos del mismo. Eso sin mencionar la mostaza... disponible por aproximadamente 25 pesos el bote pequeño.
Pero, ¿qué sería de un sandwich mexicano sin sus buenas rodajitas de chile? Otra compañía mexicana que se ha atrevido a incursionar en el mercado chino, es La Costeña... gracias a este acto de valentía me ha sido posible tener no sólamente un buen sandwich de jamón y chiles en vinagre, sino también sandwiches de queso con salsa (en lo personal prefiero Valentina, pero no es mala opción). Claro, este producto tampoco escapa la tropicalización, ya que la receta de vinagre incluye ingredientes como salsa de soya. Si, no lo mejor del mundo para un mexicano, para aparentemente más atractivo para los asiáticos (en especial los coreanos parecen tener un gusto por ellos). Gracias también a La Costeña, mis sandwiches de atún tienen una variación que ha vuelto locos (en el buen sentido) a mis amigos extranjeros: atún con chile chipotle.
Un sandwich para mí se ha vuelto un símbolo de ese confort que tenía en el hogar... de llegar a casa y saber que al menos habría para preparar un sandwich. El reproducir eso mismo en Beijing, es parte de lo que me hace sentirme parte de esta ciudad, esa familiaridad-tropicalizada al paladar. Patético, sí.
¿Más patético? Bimbo no llega aún a Hangzhou, el jamón occidental es ridículamente caro allá y el buen queso sencillamente inaccesible (especialmente ahora que me mantiene el gobierno). La Costeña cuesta casi 50% en mi pueblo que en la capital del norte, y la variedad de productos es limitada. Esperemos que el osito bimbo se termine apiadando de mí...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario